viernes, 23 de abril de 2010

Madrecita Maria del Carmen - Manolo Escobar

Yo quisiera decirle a la gente
lo que mi alma siente cuando pienso en ti.
Un amor que te besa en la frente,
dulce y sonriente, contento y feliz.
Madrecita María del Carmen, en mi corazón
se me vuelve tu querer cante campero
y cantando te digo cuánto te quiero,
flor bendita de mi vida y mi ilusión.

Un altar llevo en mi pecho ardiente
a la madre que me dio a mí el ser.
A esa mujer tan buena y valiente,
de inmaculada frente ceñida de laurel.
Madrecita María del Carmen,
hoy te canto esta bella canción.
Con ella te brindo mi cariño,
y lo mismo que cuando era un niño
en mis labios pongo el corazón.
 
De rocío se llenan las flores,
que en la noche bella beben sin cesar.
Y mi alma se llena de amores
cuando pienso en ella y empiezo a cantar.
Y la copla hecha golondrina se pone a volar.
Y llegando hacia mi madre se reclina,
y en sus brazos de azucena y clavellina
es mi alma la que se pone a soñar.

Un altar llevo en mi pecho ardiente
a la madre que me dio a mí el ser.
A esa mujer tan buena y valiente,
de inmaculada frente ceñida de laurel.
Madrecita María del Carmen,
hoy te canto esta bella canción.
Con ella te brindo mi cariño,
y lo mismo que cuando era un niño
en mis labios pongo el corazón.

miércoles, 21 de abril de 2010

Lo esencial es invisible a los ojos

- No sois en absoluto parecidas a mi rosa; no sois nada aún -les dijo-. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es único en el mundo.Y las rosas se sintieron bastante molestas.

- Sois bellas, pero estáis vacías -les dijo aún-. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeúnte común creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien puse bajo una campana de cristal. Puesto que es ella la rosa a quien abrigué con un biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas maté (salvó dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella la rosa a la que escuché quejarse, o alabarse, o también, algunas veces callarse. Puesto que es mi rosa.

Y se volvió adonde estaba el zorro:

- Adiós -dijo.

- Adiós -dijo el zorro-. He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.

- Lo esencial es invisible a los ojos -repitió el Principito, a fin de acordarse

- El tiempo que perdiste por tu rosa es lo que hace a tu rosa tan importante -dijo el zorro.

- El tiempo que perdí por mi rosa... -dijo el Principito, a fin de acordarse.

- Los hombres han olvidado esta verdad -dijo el zorro-. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable de para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa...

- Soy responsable de mi rosa... -repitió el Principito, a fin de acordarse.

Extraido de "El Principito"